CAN LIS: CASA-PAISAJE

Can Lis se podría definir como una casa-paisaje, en donde la sucesión de espacios, concebidos a manera de escenarios y acontecimientos -patios, habitaciones, pórticos, macizos, aberturas, límites- junto con las dinámicas y ciclos naturales del paisaje Mediterráneo, se conjugan en una visión poética que proporciona una atmósfera única como fuente de inspiración constante y como lugar de encuentro, reflexión, creación y aprendizaje. Un marco inigualable para generar nuevas reflexiones y conceptos sobre arquitectura, arte y territorio.

Proceso creativo Ivan Juarez en Can Lis, Mallorca, 2018

El enfoque fenomenológico, el diálogo con la naturaleza mediterránea, así como la visión de la arquitectura tradicional mallorquina reinterpretadas por Jørn Utzon en Can Lis, son los principales conceptos y puntos de partida para desarrollar el proyecto. La propuesta se enfoca en la percepción personal del espacio, en donde cada actividad cotidiana relacionada al ámbito doméstico -dormir, cocinar, leer, comer, desayunar, caminar- evocan un acontecimiento de gran profundidad y una verdadera experiencia sensorial, plena de significados y cuestionamientos relacionados al diálogo existente entre el ser humano con su propio entorno.

Ivan Juarez, Can Lis. Dibujos, Mallorca, 2018

PLANTEAMIENTO

El proyecto propone generar nuevas aproximaciones y narrativas a través de una mirada personal sobre Can Lis, a partir de un proceso de creación e investigación en el que actúan cada uno de los sentidos. Una serie de acciones e intervenciones en el sitio, a manera de dispositivos sensoriales -táctiles, sonoros y visuales- que exploran el espacio arquitectónico y el contexto circundante a través de diversos medios de expresión, tales como dibujos, fotografías, maquetas, esculturas, instalaciones, así como registros sonoros y visuales. Paralelamente, el proyecto explora diversos materiales locales y técnicas artesanales que han sido empleados en la casa. Así mismo, las piezas utilizan el tiempo y la naturaleza -viento, sonido, lluvia, flora, fauna, luz, aromas, texturas o ciclos naturales- como elementos esenciales para su concepción.

HILO CONDUCTOR: Cartografía de los sentidos

El proyecto se plantea a partir de diversas capas que examinan el diálogo entre espacio y naturaleza a través de un hilo conductor que recorre diferentes cartografías: texturas, aromas, sonidos, gustos y escenarios. Hilo conductor que teje nuevas aproximaciones sobre el territorio a partir de la experiencia de tocar, oler, observar y escuchar.

• Paisajes sonoros: percepciones auditivas. Escuchar el contexto marino.
• Paisajes táctiles: percepciones hápticas y táctiles. La experiencia de tocar y sentir.
• Paisajes visuales: percepciones visuales del espacio y el territorio (micro+macro). Escenarios y el sentido cíclico de tiempo-naturaleza.

INTERVENCIONES y ACCIONES

PAISAJES SONOROS. Ecos del mar

“We feel pleasure and protection when the body discovers its resonance in space.” (1)

Juhani Pallasmaa

Con la intención de escuchar la sinfonía del mar Mediterráneo, sus ritmos, musicalidad y ambiente sonoro, el proyecto propone un nuevo diálogo con el paisaje marino a través de la experiencia auditiva. La pieza se propone como un instrumento que amplifica los sonidos del lugar, como un dispositivo sensible al ambiente natural. De esta manera se crea un vínculo con el océano a partir de su entorno acústico amplificando los ecos del mar: viento, aves, lluvia y brisa. Paralelamente, la instalación explora el uso del material local de terracota.

Ivan Juarez, Paisaje Sonoro, Mallorca, 2018

PAISAJES TÁCTILES

“The hands want to see, the eyes want to caress.” (2)

Johann Wolfgang Von Goethe

TRAZOS. SUPERFICIES Y TEXTURAS

Serie de transferencias en dibujo que desvelan superficies y examinan el significado táctil del material como experiencia corporal.

Can Lis describe un potencial expresivo de materiales que interpretan el variado paisaje de Mallorca, así como las soluciones de construcción vernácula propias de la cultura local que se encuentra por toda la isla.

Tiempo y materia: rastros de superficies hápticas como lenguaje arquitectónico. Testigos que transmiten el paso del tiempo y el deterioro causado por la exposición al medio ambiente. Lluvia, luz, viento o sal; temperatura y clima. Factores naturales que le otorgan a la casa una sensible materialidad.

Los dibujos proponen reflexionar sobre el vínculo que existe entre tiempo, materia y medio ambiente. El dibujo como experiencia que revela diversas cualidades táctiles: impurezas, corrosiones, cavidades o las huellas directas de producción, como las marcas de las herramientas que quedan del proceso de construcción. Dibujos como transcripciones de superficies en los que a través del tacto se perciben diversas sensaciones. Áspero, suave, frío, cálido.

Ivan Juarez, Trazos, Mallorca, 2018

Cada material expresa una cualidad en específico,  como la superficie cálida, porosa y áspera propia de la piedra arenisca de Marès, utilizada en muros y pilares exteriores; como la piedra caliza de Santanyí en colores arena, ligeramente porosa y más densa utilizada en pavimentos, o como la madera de pino Norte de Mallorca, que expone texturas de anillos, en colores grises cálidos, grises plateados-fríos y rojizos.

Ivan Juarez, Texturas, Mallorca, 2018

Los dibujos se realizaron con grafito y con carbón vegetal proveniente de un pino carbonizado por un rayo ubicado junto a la casa.

PAISAJES VISUALES

LUZ, TIEMPO Y NATURALEZA. MIRADOR-ACANTILADO

Ubicada en el borde del acantilado, a veinte metros sobre el mar Mediterráneo, la pieza propone un diálogo con el paisaje circundante a través de la experiencia visual. El sitio ofrece una serie de escenarios naturales que van desde acantilados escarpados de roca erosionada, hasta amplios horizontes de mar y cielo. El paisaje también ofrece una diversidad de flora y fauna mediterránea, como gaviotas, aves hoopoe, arbustos y árboles de coníferas.

Ivan Juarez, Mirador – Acantilado. Dibujos, Mallorca, 2018

Como un lienzo vivo en constante transformación, la pieza crea una ventana que enmarca el paisaje marino, ampliando la percepción de su entorno en constante transformación. Por un lado, la pieza rinde homenaje a uno de los elementos arquitectónicos más significativos de la casa -los nichos de la sala de estar-, donde las ventanas contienen místicamente la línea del horizonte. Por otro lado, la pieza evoca el escenario dinámico y la fuerza del mar. Luz, lluvia, niebla, olas, sol, luna y tormentas.

Ivan Juarez, Mirador – Acantilado, Mallorca, 2018

Ivan Juarez, Mirador – Acantilado, Mallorca, 2018

LEVEDAD

“light is the giver of all presences” (3)

Louis Kahn

Cuando la luz del sol, durante los amaneceres y atardeceres se encuentra con los muros de piedra caliza de la casa, el espacio arquitectónico se transforma en un marco donde diversas formas geométricas intangibles surgen a partir de la luz y la sombra insinuando dibujos tridimensionales. La serie rinde homenaje a la luz natural del Mediterráneo y cómo ésta se manifiesta de manera sensible recorriendo cada espacio de la vivienda. Un diálogo poético entre inmaterialidad y movimiento donde los rayos trazan el paso del tiempo evocando experiencias visuales momentáneas.

Ivan Juarez, Levedad. Dibujos, Mallorca, 2018

Ivan Juarez, Levedad, Mallorca, 2018

COLUMNA. Desde el este hasta el oeste

Enmarcada por el nicho más estrecho de la sala de estar, una esbelta columna se levanta frágilmente en contraste con el espacio interior masivo y monolítico.

La intervención ha sido concebida para la sala de estar, espacio que evoca una sensualidad espiritual y material. El elemento vertical interactúa con la luz natural, y como un reloj solar, sugiere el movimiento de sombra lineal a través del suelo a medida que la luz del sol recorre el espacio interior.

La intervención rinde homenaje a uno de los elementos estructurales más importantes y expresivos de la casa, la columna. Al mismo tiempo examina el material cerámico local de Mallorca, utilizado como patrón principal en el mobiliario de la casa.

Ivan Juarez, Columna, Mallorca, 2018

Nanette Cabarrou: Me gustaría comenzar por el significado profesional y personal de este proyecto en tu obra.

Alberto Varas: Hubo  dos momentos clave. El primero fue de descubrimiento, cuando empecé a proyectar los parques. Hacía ya algunos años que trabajaba sobre temas de la ciudad y percibía la necesidad de incorporar el tema del paisaje como una forma de lectura compleja del proyecto de la ciudad. Había realizado en mi Taller de la FADU algunas experiencias sobre el problema del vacío urbano y el diseño del paisaje. En ese momento sobre la Reserva Ecológica en la Costanera Sur. Se trataba de introducir la Naturaleza en la cuestión metropolitana. Pero no había incursionado antes en la gran escala del vacío. Hacerlo fue una nueva experiencia.

El segundo momento, ya con la obra en construcción y, más aun, con la obra terminada fue el de la sorpresa y la comprobación de que al instrumental de proyecto adquirido a través de mi práctica de la arquitectura podía agregarle una dimensión estética y emocional que hasta ese momento desconocía y que se la debía a la experiencia paisajística como contenedora del fuerte significado que le agregaban al Parque  los Monumentos de la Memoria  incluidos en el proyecto.

NC: ¿Cómo influyó en la concepción del proyecto la temática de los monumentos, particularmente el Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado?

AV: Los monumentos no tenían un gran protagonismo en las bases del llamado a concurso. Figuraban, eso sí, como un programa especial a ubicar en los parques, sobre el río, pero en posiciones apenas definidas y, básicamente, estaban concebidos implícitamente como elementos agregados al diseño del Parque o” posados” sobre él..En realidad el llamado tenía como objetivo  principal el tratamiento y terminación del borde costero de la ciudad y la incorporación de la Ciudad Universitaria a un sistema verde que se proyectaba  a lo largo de un extendido  tramo de la costa norte de la ciudad .El proyecto  y el tratamiento de la costa se encontraba dentro del “Programa Buenos Aires y el Río”, que se inició en 1998.

Pero, desde el principio, a mi me pareció que los monumentos eran una parte fundamental del Parque y que no podían ser, simplemente una escultura a colocar sobre una alfombra verde.

De esta manera surgió la idea de ligar las operaciones paisajísticas del Parque con el proyecto de, por lo menos, dos de los monumentos, el MVTE y el Monumento a las Victimas de la AMIA.

El tercer Monumento, a los Justos Gentiles, debía ocupar una especie de península que le estaba especialmente reservada próxima a la salida del arroyo Vega.

El proyecto de la colina artificial que conforma el Parque de la Memoria, un elemento estructural en la estrategia global del proyecto paisajista, estuvo muy ligado a la creación de una “base constructiva “para el diseño de los monumentos. Es allí   donde se inicia el diálogo entre los monumentos y el parque y el camino para una fusión entre ambos.

NC: Pero entonces es en ese momento del proyecto que los Monumentos toman el rol protagónico que tienen cuando uno visita el Parque

AV: Si, claro, a partir de ese momento son los monumentos los que definen la naturaleza del Parque de la Memoria

Pero lo definen de una manera ambigua, sin dominar uno sobre el otro porque el Parque y el Monumento son, en definitiva, la misma cosa; sin las visuales de las grandes ventanas urbanas que se forman en la articulación de las estelas a lo largo de su  recorrido, el monumento perdería parte de su significado, porque la ciudad ha entrado en el monumento de la misma manera que el río.

Se amalgaman la naturaleza, el sitio, las estelas de la memoria, el cielo y la colina en una misma cosa.

Las estelas con los nombres marcan la colina y, a la vez encuadran los distintos paisajes  urbanos que se observan en el recorrido del monumento.

NC: Se puede leer claramente el sentido de la articulación entre el Parque de la Memoria y el Monumento. ¿Y qué pasa en el resto del proyecto más allá de esta integración entre el monumento y el paisaje?

AV: El peso emocional y “constructivo” del paisaje que tiene el Parque de la Memoria, se vincula claramente con los otros elementos que forman parte del conjunto.

Siendo el Parque de la Memoria probablemente la pieza más importante, del conjunto, convive, sin embargo, con otros espacios generativos del proyecto   como  la Plaza de la Concordia y el Parque Natural, que son partes necesarias para completar el sentido de la intervención.

En la concepción del proyecto el Parque Natural trata de aportar un complemento vitalista al Parque de la Memoria su estructura es la de un parque recreativo, que puede ser visitado con independencia o no del otro.

La Plaza de la Concordia es, a su vez, una pieza de articulación entre los dos parques principales y un portal de acceso con servicios desde el Parque de la Memoria al Parque Recreativo. Desde allí se domina la visión de la Reserva Ecológica Norte y el Río de la Plata.

En el proyecto original también integraban el conjunto una Rambla sobre el humedal de la Reserva Ecológica Norte con su puente para cruzar a la península que facilita la relación entre las facultades de arquitectura y ciencias exactas con el Parque Recreativo y un Parque de los Pabellones Universitarios que daba un uso distinto del actual a las estructuras inconclusas que están al lado de la Facultad.

NC: Finalmente, ¿cómo has seguido profesionalmente el largo periodo de construcción del Parque y como te ha influido en tu vida profesional este transcurso?

AV: El concurso lo gané en 1998. Hicimos la documentación completa en ocho meses y en el 2000 ya se estaba construyendo la primera etapa, que consistió en una pequeña pieza, la Plaza de Acceso al Monumento. Una plaza de una hectárea y media sobre un total de casi 40 hectáreas del conjunto que no era poco pero que lo parecía al lado de semejante conjunto. A partir de entonces nunca abandoné el transcurso de la obra que se inició en el 2000

El resto de lo que está construido se realizó en cinco etapas durante un período de, hasta ahora, dieciséis años. Y digo, hasta ahora, porque en este momento se está construyendo un pequeño Pabellón de Acceso al Parque de la Memoria que proyecté en 2011 y está en estudio la terminación del Parque Recreativo y la Plaza de la Concordia que actualmente están inconclusas. Pero eso es hablar de unos cuantos años más…

A los tiempos de la práctica de los proyectos urbanos y del paisaje hay que acostumbrase. Son otros muy distintos de los de la arquitectura, hay más idas y vueltas y si bien dan más tiempo para pensar las cosas son, también, tan cambiantes como la vida misma.  Mientras que la arquitectura, en comparación, parece instantánea y casi no admite cambios o ajuste en su proceso de convertirse en una obra. Un roble tarda entre diez y quince años en llegar a un porte interesante… y, como es materia viva, también puede pasar que a veces no resulte…

El hecho de tener un monumento abandonado fue creando en los propietarios una sensación de nostalgia y una necesidad de restaurarla, aún sin tener claro para qué iba a funcionar.

Luego de visitarla varias veces, tanto en compañía como en solitario, uno va pensando qué es lo mejor que podría suceder en estos espacios que nos transportan a otras épocas por ser un pedazo vivo de nuestra historia. Cómo pueden ser participes de la actualidad sin quedar nuevamente en deterioro, ya sea por un mal uso de los ambientes o por el abandono mismo. Considerando la ubicación, tamaño y características de sus espacios, surge la idea de desarrollar un proyecto para que la casona se convierta en un lugar de encuentro cargado de identidad,  donde coexistan actividades gastronómicas, culturales y turísticas.

Imagen 01. Luz sobre muros de sillar.

Al recorrer una casona, uno queda inmediatamente sobrecogido por la carga emotiva que tienen estos espacios. El tiempo trancurrido se percibe en su deterioro, la pátina que le brinda la exposición a la intemperie, la inevitable presencia humana, reconocible en el desgaste de sus superficies y en la transformación de sus espacios, la lluvia que junto a la suciedad ennegrece y añeja su imagen, los temblores que dejan fisuras y ocasionan desprendimientos, restos de mobiliario, y el hecho de no encontrar a nadie donde alguna vez hubo mucha gente, crea una atmosfera melancólica y misteriosa, donde los espacios configurados por sus gruesos muros y bóvedas, se vuelven protagonistas.

La proporción y escala de sus espacios, el sillar (1) -en el formato colonial de 40 x 40- como materia predominante, de textura rugosa, manufactura artesanal y rudimentaria, los muros de cajón (2), de sección corpulenta, junto a otros muros de aparejos más sencillos, la existencia de distintos materiales y sistemas constructivos empleados en sus cubiertas, como las bóvedas  de ladrillo y las de sillar, los techos horizontales de rieles con sillar, los cielorasos de madera decorada, y algunos techos de concreto armado más recientes, junto a vestigios de color en sus revestimientos, se convierten en guías que van relatando las distintas épocas de la casa y van revelando las claves de su belleza.

La liberación de las construcciones añadidas, sin respeto por las cualidades patrimoniales de la casona, permite recuperar sensaciones relacionadas a la cualidad táctil de los materiales, que se percibe al verlos y se refuerza al tocarlos; y va creando atmósferas austeras y simples que de manera indescriptible, diluyen la melancolía para dar paso a una sensación de satisfacción y tranquilidad.

Imagen 02. Pasaje al segundo patio – Iluminación.

Lo intrincado  de su recorrido forma un laberinto que confunde y revela un tipo diferente de casona, dejando de lado la relación tradicional entre zaguán y patio, donde aparece un  corredor alto, casi a doble altura, que remata en una  escalerilla  de sillar. El cambio súbito a un pequeño chiflón (3) ancho y de bóveda rebajada lleva por un lado hacia un callejón con escasa iluminación, con ambientes indefinidos, igualmente oscuros, y por el otro, a un callejón abierto al cielo que conduce a un patio de servicio de extrañas proporciones.

Oculta, entre muros y ampliaciones, que seguro fueron necesarias en algún momento, se encuentra la mayor experiencia sensorial de la casa: El desvelamiento de dos patios originales que llenan la casona de luz, donde aparece el comedor de verano (4), ambiente fresco y calmo, que con su arcada, reconfigura uno de los patios; desde ellos, guardando distancia hacia sus muros, uno se detiene y contempla, percibe la belleza de sus proporciones, levanta la vista y encuentra el perfil de las bóvedas y campanarios, el cielo abierto, el histórico paisaje urbano; es así que se completa la experiencia. Desde los patios se puede vivir el aislamiento sereno que te transporta a un estado reflexivo, alejado del bullicio de la ciudad, con un  cielo que va cambiando de tonos y un sol que va dibujando sombras que se mueven y permiten reconocer el paso del tiempo. Al muro le faltaba la luz para exponer su materia y cobrar vida,  a los ambientes les faltaba luminosidad y contacto con sus patios para alcanzar en ellos un estado de serenidad.

Imagen 03. Perfil del templo de San Agustín desde el segundo patio.

Es en esta sucesión de espacios donde se  reconocen las distintas épocas que en la casona habitan y se contempla la pureza del material convertido en muro, donde la luz acentúa, con su presencia, una arquitectura  sencilla y sin ornamentos. Basta esta condición para destacar de manera sutil la naturaleza de la materia, aprovechando el muro de la iglesia de aproximadamente quince metros de altura, dejando que la luz cenital entre mediante una ranura en la losa superior. El rayo de sol que ingresa como un velo y pinta de luz y sombra la textura del muro, crea un acontecimiento indescriptible. Esta sencilla intervención genera algo que conmueve y proporciona una atmósfera mística.

Imagen 04. Luz cenital en pasaje de ingreso.

El resto de operaciones consistieron en pintar rincones y muros con el color de los vestigios encontrados, que hacen más agradable la estancia en los  patios, excepto en el patio del fondo, que sin tener que recurrir al uso del color,  fue la luz, que filtrada a través de una pérgola, permitió que los muros se impregnen de luz y aparezcan las sombras.

Imagen 05. Primer patio y propuesta virtual de espejo de agua en cobre.