Atmósfera y arquitectura
Relaciones fenomenológicas
y artefacto de poder
Silvia Bernad Lage - Ms. Diseñadora - España
RESUMEN
La noción de la atmósfera ha devenido, en los últimos años, en materia de interés tanto en el campo de la arquitectura y el diseño como desde la teoría socio-política. El acercamiento teórico propuesto por el filósofo Gernot Böhme sobre la concepción y generación de las atmósferas, así como el estudio de la transmisión de afecto, nos brinda la oportunidad de investigar acerca de las sugerentes relaciones que se establecen entre objeto-atmósfera-sujeto.
Palabras clave: atmósfera, arquitectura, transmisión y afecto.
EL TÉRMINO Y SU CONCEPTUALIZACIÓN
El término atmósfera se usa cotidianamente, paralelamente a su acepción en el campo de la meteorología, para referirnos a la descripción de una ciudad, un restaurante, o incluso una reunión.
Cuando hablamos de atmósfera nos referimos siempre a un sentido espacial del ambiente. En todos los idiomas el término goza de un extenso vocabulario que lo describe; la atmósfera puede ser sublime, agradable, elegante, tensa, opresiva, cargada, melancólica, positiva (1).
El término atmósfera deriva del campo de la meteorología, y es sólo a partir del siglo XVIII que se usa de forma metafórica para definir esa sensación que está en “el aire” (2).
La noción de atmósfera ha recibido una atención relevante en los últimos años desde diferentes campos. En el contexto filosófico las reflexiones sobre atmósferas están particularmente asociadas al filósofo Hermann Schmitz, en cuyo libro Der Gefühlsraum publicado en 1969 aparece la noción de atmósferas desvinculada del carácter meteorológico y concebida, en términos más amplios, como estados de ánimo (Stimmungen) (3).
Complementario al trabajo de Schmitz encontramos actualmente a uno de los filósofos más fértiles en el campo de la investigación fenomenológica de la arquitectura, el alemán Gernot Böhme. Paralelamente encontramos, al también alemán, Martin Seel cuya tesis busca aunar los conceptos de estética del ser y apariencia.
Seguido de ellos, la más reciente discusión sobre atmósferas acercándose a las atmósferas de la política, es la que presenta Peter Sloterdijk en su trilogía Esferas (4) donde propone una reconceptualización del ser humano a través de la experiencia y la configuración del espacio.
En la arquitectura cabe destacar el arquitecto suizo Peter Zumthor, galardonado con el prestigioso Pritzker de arquitectura en 2009 (5). Zumthor es reconocido por articular de manera explícita el concepto de atmósferas con la arquitectura, como se manifiesta en su libro Atmósferas: Entornos arquitectónicos. Las cosas a mi alrededor. En este libro Zumthor plantea qué es la calidad propiamente arquitectónica, se pregunta por qué hay edificios que conmueven mucho más que otros. Su respuesta nos transporta de nuevo al concepto de atmósfera. Según Zumthor la atmósfera habla a una sensibilidad emocional, una percepción que captamos de una forma extremadamente rápida. Se produce cuando “entro a un edificio, veo un espacio y percibo una atmósfera, y en décimas de segundo, tengo la sensación de lo que es” (6).
LA ATMÓSFERA COMO CONCEPTO ESTÉTICO
Böhme amplia el concepto de aura de Walter Benjamin de forma que no sea exclusivo a la experiencia artística. Según Benjamin, lo “aurático” es una correspondencia determinada que se da entre el receptor y aquello que irradia del objeto observado, i.e. la obra de arte. Lo que llama aura se puede traducir en el concepto de inaccesibilidad: “la manifestación irrepetible de una lejanía (por cercana que pueda estar)” (7). Para Benjamin el aura se “respira”, lo que significa que se absorbe corporalmente, esto transporta la percepción de la atmósfera a “una calidad sensorial indeterminada del espacio” (8).
En la filosofía de Schmitz, más cercana a la teoría de la percepción, las atmósferas son mayoritariamente concebidas como algo que sale a tu encuentro. Schmitz introduce la noción de atmósfera de forma fenomenológica, i.e. no a través de una definición, sino haciendo referencia a experiencias cotidianas como la atmósfera tensa de una sala o la atmósfera serena de un jardín (9). Schmitz entiende que las atmósferas son totalmente independientes de los objetos, i.e. deben pertenecer al sujeto. Las atmósferas “flotan” en el aire, como si se tratara de algo etéreo, incluso divino, que llena el vacío entre los objetos y nos embelesa.
Asimismo, Schmitz define los sentimientos como ilocalizables, que “fluyen” a través de la atmósfera y van a parar al cuerpo, que los acoge de forma afectiva tomando la forma de sentimiento (10). Teoría que Böhme no comparte al afirmar que las emociones no tienen porque estar en tu corazón o en tu alma, pueden estar fuera (11). En esta búsqueda de un “lugar” para las atmósferas encontraremos algunas de las claves de la tesis de Böhme.
El acercamiento teórico sobre la estética de la atmósfera de Schmitz está orientado a la perspectiva del receptor, a una “media-estética de la recepción” (quasi-aesthetics of reception). Su concepción de las atmósferas descarta la posibilidad de que puedan ser producidas por la calidad de las cosas (12). Aquí es donde encontramos la gran aportación de Böhme al estudio de las atmósferas, en cuanto que libera el concepto de atmósferas de la dicotomía sujeto-objeto. Apuesta por concebir el ser humano básicamente como cuerpo, partiendo de la idea que la consciencia del cuerpo es originariamente espacial, hecho que conlleva tomar consciencia del entorno y de los propios sentimientos (13).
Böhme supera el debate existencialista afirmando que “una cosa es lo que es, independientemente de su existencia (Dasein), atribuida en última instancia por el sujeto cognitivo, quien asume su existencia” (14). Böhme nos presenta una concepción ontológica de la objetualidad en donde se piensa la existencia de los objetos en cuanto que su existencia viene determinada a través de la localización en el espacio y tiempo (15).
Böhme introduce la expresión Ektasen des Dings (16) (éxtasis de las cosas) para definir esta forma en que los objetos salen fuera de sí mismos (17). Según Böhme, esto nos lleva a pensar las conocidas como segundas propiedades de los objetos (i.e. color, sonido, olor) como éxtasis (18).
Paralelamente encontramos en la filosofía de Seel una concepción más amplia de estas propiedades entendidas bajo la noción de “apariciones” pensadas como “todo aquello que puede determinarse como atributo de un objeto mediante el empleo correcto de predicados de la percepción” (19). Seel restringe las apariciones a aquello que podemos discernir mediante los sentidos, alejándose del concepto kantiano de realidad empírica de los objetos (20).
A diferencia del pensamiento de Böhme, Seel enfoca su pensamiento hacia el receptor que percibe, ya sea un objeto o un acontecimiento, e introduce la noción de tiempo como agente implicado en el juego fenomenológico del aparecer-desaparecer al discernir entre apariciones duraderas y fugaces. De hecho, concibe la aparición integral de un objeto como una sucesión de constelaciones de sus apariciones, algunas de ellas que se dan por un tiempo más largo, (i.e. apariciones duraderas) y otras por un breve periodo de tiempo (i.e. apariciones fugaces) (21).
Böhme propone pensar las primeras cualidades de los objetos (i.e. forma, solidez y volumen) como una extensión de las llamadas secundarias.
Nos alejamos de la idea clásica ontológica de la forma como elemento delimitador que cierra el volumen acotándolo, para centrarnos en el efecto externo que el volumen ejerce en su entorno. En palabras de Böhme: “el volumen pensado como la voluminosidad de una cosa, es el poder de su presencia en el espacio” (22).
Encontramos por lo tanto, y contrariamente a la teoría de Schmitz, que las atmósferas están concebidas “como algo que proviene y es creado por los objetos, personas o sus entornos” (23). Para Böhme las atmósferas, por lo tanto, no son algo objetivo (i.e. las cualidades que poseen los objetos) sino remiten a cómo los objetos articulan su presencia a través de otras cualidades, concebidas como éxtasis. En este punto diverge el razonamiento de Seel que defiende la objetividad de lo atmosférico, “porque puede ser captado por todos aquellos que conocen o poseen las afinidades existenciales respectivas” (24). Según Böhme tampoco son algo subjetivo determinado por un estado mental concreto (25). Böhme propone liberar las atmósferas de esta dualidad para que se manifiesten como un ente autónomo.
GENERADORES DE ATMÓSFERAS
Aquí encontramos el matiz más interesante del pensamiento de Böhme en relación con otros fenomenólogos anteriores, en el que define la atmósfera como “una síntesis entre la realidad común de lo percibido y del perceptor (26) aportando así una localización de lo atmosférico” (27).
En contraposición a la noción de atmósferas planteada por Böhme, Seel introduce el concepto de “aparecer atmosférico” como una de las tres dimensiones de la estética del aparecer, junto con el aparecer simple y el aparecer artístico (28).
Seel se desvincula de Böhme, cuyo pensamiento considera que limita todo el pensamiento estético al aparecer atmosférico (29). Para Seel las atmósferas “son el aparecer de una situación, una aparecer compuesto de temperatura y de olores, de sonidos y de transparencias, de gestos y de símbolos que tocan y afectan de un modo u otro a quienes están inmersos en esta situación” (30).
Contrariamente apoya el concepto de la realidad común compartida por parte de lo percibido y el perceptor que defiende Böhme al argumentar que “la percepción atmosférica siempre es una captación en medio del sentido, (…) no captaré el aura de superioridad de un costoso objeto de diseño frente a un mueble ordinario de Ikea si no tengo conocimiento alguno de semejantes diferencias” (31). Este espectro de realidad compartida deviene clave para el entendimiento de la atmósfera.
EFECTOS DEL PERCIBIR ATMOSFÉRICO
Como puntualiza Seel, las atmósferas también se dan cuando nadie atiende particularmente a ellas (32). Pero lo cierto es que mayoritariamente se tratan de espacios “generados” intencionadamente, algunos con fines éticamente cuestionables, y otros, en su vertiente más artística, enfocados a la transformación del espacio. De hecho, la noción de atmósferas se ha asentado indefinidamente en las áreas de diseño, la publicidad o la escenografía. Böhme desarrolla en uno de sus escritos la idea del diseño escenográfico como paradigma de la estética de lo atmosférico (33).
Anteriormente, a principios de los años 70, el reputado profesor de marketing Philip Kotler acuñó el término atmospheric (atmosférico) para designar un nuevo campo de investigación práctica. Kotler argumenta que “las atmósferas de un lugar son muchas veces más influyentes que el producto en sí mismo” (34), de este modo, apuesta decididamente por el diseño de atmósferas como elemento central de marketing.
Las atmósferas existen porque las vivimos, “¿hay alguien que no haya entrado, aunque sea una sola vez, a un espacio y no haya sentido su atmósfera?” (35), nos pregunta Teresa Brennan en su libro The Transmission of Affect. Hace uso de la expresión transmission of affect (transmisión de afecto) para “capturar un proceso que es social en origen, pero biológico y físico en su efecto” (36).
Es obvio que notamos la atmósfera que nos envuelve y esto afecta a nuestra percepción del espacio. Mostramos nuestra presencia corpórea en el espacio mediante el movimiento. Böhme defiende la experiencia del sujeto como factor fundamental en el entendimiento de la atmósfera (37).
Pero los espacios no son únicamente compuestos por materialidad; el sonido, la luz, la música también pueden crear espacios. ¿Quién no ha escuchado música con auriculares y ha experimentado un nuevo espacio a su alrededor? En su vertiente artística nos remitimos a la obra de artistas como Olafur Eliasson o James Turrell para contemplar la capacidad de la luz para generar atmósferas.
El uso de la luz en la arquitectura no es ninguna novedad, encontramos, ya en la arquitectura religiosa (e.g. iglesias, catedrales), una clara voluntad de representación de lo numinoso (38) mediante la luz. Pero el uso de la tecnología para generar atmósferas brinda la oportunidad de trabajar independientemente de factores como el clima o las estaciones llevando a la emancipación de la atmósfera desde la perspectiva diseñística.
Si son las atmósferas un tema recurrente en la arquitectura; ¿podríamos, tal como defiende Böhme, definir las atmósferas como la materia por antonomasia de la arquitectura? (39)
Retomando los efectos del percibir de las atmósferas, Böhme defiende que nuestro estado de ánimo básico (Grundstimmung) (40) se ve afectado por la atmósfera de un espacio. Asimismo Brennan desde el campo de la teoría socio-política argumenta que cuando se comparte un espacio, el estado afectivo de una persona (e.g. alegría, ansiedad) puede ser transmitido a los otros sin ser necesariamente consciente de ello (41).
Según Brennan este intercambio tiene lugar a través de un proceso químico llamado “Sincronización” (Entrainment) que funciona de manera inconsciente a través de feromonas (42).
Los estudios de Teresa Brennan sobre la noción de afecto resultan interesantes en cuanto a su contribución para entender cómo la afectividad impregna el tejido de lo social, participando en la construcción de las relaciones de poder, al mismo tiempo que convirtiéndose en una potente herramienta para desarticularlas.
Si la generación de atmósferas arquitectónicas a través del diseño sensorial afecta al comportamiento humano (43), no cabe duda que nos encontramos ante un artefacto de poder para la manipulación sutil.
- Böhme, 2014:43
- Böhme, 2012:1
- Borch, 2014:62
- Borch, 2014:62
- http://www.pritzkerprize.com/laureates/2009/
- Zumthor, 2006:13
- Benjamin, 1989:4
- Böhme, 1993: 117 – 118. Original (en alemán): “… ist eine unbestimmt räumlich ergossene Gefühlsqualität”.
- Böhme, 1993:119
- Original(alemán): “ortlosergosseneAtmosphären[…],dieeinenLeib,densieeinbetten,inderWeisedes[…] affektiven Betroffenseins heimsuchen, wobei dieses die Gestalt der […] Ergriff enheit annimmtIbid”, Böhme, 2007: 294
- Böhme, 2014:96
- Böhme, 1993:120
- Ibid.
- Original (alemán): “Ein Ding ist danach, was es ist, unabhängig von seinem Dasein, und dieses wird ihm letzten Endes vom erkennenden Subjekt zugeschrieben, indem das Subjekt das Ding setzt.”, Böhme, 2007:296
- El ejemplo que nos propone Böhme para ilustrar este punto: una taza es azul, pensamos en algo que viene determinado por su color como característica diferenciadora de las otras cosas. El color es algo que la taza “tiene”. Además de su coloración azul también se puede hablar de si la taza existe. Böhme propone pensar el azul de la taza de otra manera, en la que la taza está presente en el espacio y hace perceptible su presencia. De esta manera, entendemos el azul de la taza no como algo adherido y limitado en cierta forma a ella, sino como algo que irradia hacia fuera del entorno de la taza, “tintando” el ambiente. En tanto que la característica azul es una forma de la taza de estar en un espacio y tiempo, la existencia de la taza está contenida en la concepción de la característica azul. De esta manera no se piensa el objeto en términos de su diferenciación con los otros, sino en términos de cómo se hace notar y sale de sí misma. Böhme, 1993:121.
- El término Ektasen fue utilizado también por Heidegger para definir la temporalidad y sus dimensiones. “La temporalidad es esencialmente extática, lo originariamente »fuera de si«. Sus tres dimensiones el futuro, el pasado, y el presente, no son tanto fases como éxtasis.” Colomer, 2002: 532-533
- Böhme, 1993:121
- Ibid.
- Seel ilustra este punto con el ejemplo de una pelota: está roja, es húmeda, está fría, rasguñada, huele a cuero, etc… serían atributos del objeto. Seel, 2010:66
- Ibid.
- Seel, 2010: 77
- Original (alemán): “Volumen, gedacht als Voluminizität eines Dinges, ist die Mächtigkeit seiner Anwesenheit im Raum.”, Böhme, 2007:297
- Böhme, 1993:122
- Seel, 2010:145
- Böhme, 1993:122
- Original (alemán): “Die Atmosphäre ist die gemeinsame Wirklichkeit des Wahrnehmenden und des Wahrgenommenen”, Böhme, 2007: 298
- Böhme ilustra este punto con un ejemplo: “una hoja tiene la propiedad objetiva de ser verde. A su vez, sólo puede ser llamada verde en tanto que comparte una realidad con el perceptor. Estrictamente ha- blando, expresiones como “sereno” o “verde” se refieren a esta realidad común, porque puede ser llamada tanto por el lado del objeto o del perceptor” Böhme, 1993:122
- Seel, 2010:44
- Seel, 2010:144
- Ibid.
- Seel, 2010: 145
- Seel, 2010: 143
- Böhme, G. (2013), “The art of the stage set as a paradigma for an aesthetics of atmospheres”, Ambiances: International Journal of Sensory Environment, Architecture and Urban Space. http://ambiances.revues.org/315
- Kotler, 1973-74:49
- Original (en inglés): “Is there anyone who has not, at least once, walked into a room and “felt the atmosphere”?”. Brennan, 2004:1
- Brennan, 2004:3
- Böhme, 2013:109
- La noción de lo sagrado como lo numinoso proviene del teólogo alemán Rudolf Otto. Böhme, 2013:139
- Böhme, 2013:106
- Borch, 2014:81
- Brennan, 2004: 9
- Las feromonas son sustancias químicas secretadas por los seres vivos que se transmiten en el medio externo para desencadenar un cambio en el individuo que las percibe . Procreaciones específicas a través del olor en muchas interacciones hormonales, incluyendo las agresiones y el sexo. Ibid.
- Borch, 2014:85
Referencias
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BORCH, C., BÖHME, G., ELIASSON, O. y PALLASMAA, J., (2014) Architectural Atmospheres. On the Experience and Politics of Architecture, Basel: Birkhäuser.
BÖHME, G. (1993), Atmosphere as the Fundamental Concept of a New Aesthetics, Thesis Eleven. num.36, pp. 113-126.
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BÖHME, G. (2007),”Atmosphäre als Grundbegriff einer neuen Ästhetik” en FRIEDRICH T. y GLEITER, J. Einfühlung und phänomenologische Reduktion: Grundlagentexte zu Architektur, Design und Kunst, Berlin: Lit 2007, pp. 207-310.
BRENNAN, T. (2004), The Transmission of Affect, Ithaca and London: Cornell University Press.
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Silvia Bernad Lage (Barcelona, 1984)
Diseñadora graduada en BAU, Centre Universitari de Disseny (2010) en la especialidad de Interiores y en Diseño Expositivo por la UPC School de Barcelona (2012). Ha trabajado con equipos interdisciplinares en Barcelona y Berlín colaborando en la conceptualización y/o producción de interiores domésticos, espacios de oficinas y exposiciones para museos.
Desde el 2015 forma parte del equipo creativo La Petita Dimensió; un estudio de Arquitectura Interior y Estrategias Urbanas. Compagina su actividad profesional con la docencia en el Grado de Diseño de Espacios en BAU, Centre Universitari de Disseny de Barcelona.
El interés en explorar los aspectos y relaciones del diseño espacial, en su particular vínculo con la filosofía, la sociología y el arte, le ha llevado a investigar sobre la política y poética de la atmósfera espacial en el marco del Máster en Investigación en Arte y Diseño en UAB (2017).